DOCUMENTOS
Durante mi vida
busque una forma de comunicar el mundo que me habían enseñado con palabras. Las
palabras habían creado interminables relatos de tragedia y de alegría, de dolor
y de amor. Porque traicionamos la palabra, y la convertimos en mentira, hoy las
palabras se retiran y dejan lugar a la imagen. Así, para que haya relato, somos
forzados a ver y ser testigos. Desde
entonces, fotografiar se convirtió en mi necesidad para hablar el mundo que
veo, porque las palabras no son suficientes y tienes que colocarlas todas juntas en una
imagen, para contar la historia de nuestros días. No hay nada extraordinario en
ello, al final sólo se trata de una necesidad. Como cuando se tiene sed y se
busca beber, yo necesité entender.
Al fotografiar, el mundo se revela y entonces
construimos un entendimiento común, un entendimiento que evoca nuestra
humanidad, nuestra compasión y nuestra solidaridad con el otro. Al ser testigos
nos convertimos en un instrumento al servicio de ese entendimiento, que se
transmite desde el corazón a la mirada. El oficio de la fotografía es entonces,
un encuentro espiritual con el mundo.
Al fotografiar construimos nuestra memoria
colectiva, e hilamos el relato de quiénes somos, dejamos documentos para no
perdernos en la confusión, la hipocresía y el olvido de esta época. Así,
declaramos que en este mundo todavía es posible construir un nuevo relato, y
alcanzar nuestra meta más elevada en el amor y la compasión. Si en el mundo se
libra la batalla del alma por realizar su propio ser, al fotografiar luchamos
contra el olvido y contra la muerte anónima.
A pesar de que nos obligan a morir en el
anonimato de la fábrica, de la empresa, del supermercado, de la urna del voto,
de la universidad; en el anonimato de las fosas comunes, de la especulación
bancaria, del marketing y del
consumo, en el anonimato de las ciudades arruinadas por la guerra y de las que
resplandecen como palacios de oro; a pesar de esto, nadie debe morir en vano ni
en el olvido. Desde la guerra abandonada en la selva de Birmania, hasta los
barrios de clase trabajadora, abatidos por la artillería y los bombardeos en
Alepo; la mirada extraviada de las medio viudas de Kashmir, y el éxtasis
espiritual de los sadhus desnudos en
el sagrado Ganges, eso es lo que yo he visto, y estos son los documentos
firmados con la mirada de Krishna.
A pesar de que cada fotografía puede ser una
cicatriz dolorosa del mundo, cuando fotografío cada una es un momento de
correspondencia con la realidad que retrato, con los sujetos de la foto, con el
ambiente y con nuestra conciencia, y al mismo tiempo la fotografía es una
acción que no termina de completarse, que continúa construyéndose para dejar un
relato, una memoria visual del mundo, para que no olvidemos.
Un día tendremos que saldar cuentas con la muerte,
pero entonces tendremos nombre, pasado e historia, habrá documentos y tendremos
memoria. Tal vez… por eso me volví fotógrafo.
Narciso Contreras
¡Hare Krishna!
VICTOR AYALA, NARCISO CONTRERAS Y JORGE MACHADO |
LA EXPOSICIÓN EN LA GALERÍA LA CANDELA EN LA ESCUELA ACTIVA DE FOTOGRAFIA PLANTEL COYOACAN |
Una fotografía es una maravillosa conexión entre lo real y lo espiritual...
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